W4D1 Conozca su lucha
- lifeclass8
- Feb 27, 2023
- 3 min read
Updated: Apr 2, 2023

LEELO
Luke 8:40
Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo. En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era un jefe de la sinagoga. Arrojándose a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a su casa, porque su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo.
Jesús se puso en camino y las multitudes lo apretujaban. Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias, sin que nadie pudiera sanarla. Ella se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia.
—¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús.
Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo:
—Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.
No, alguien me ha tocado —replicó Jesús—; yo sé que de mí ha salido poder.
La mujer, al ver que no podía pasar inadvertida, se acercó temblando y se arrojó a sus pies. En presencia de toda la gente, contó por qué lo había tocado y cómo había sido sanada al instante.
—Hija, tu fe te ha sanado —le dijo Jesús—. Vete en paz.
Todavía estaba hablando Jesús cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:
—Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.
Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo:
—No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada.
Cuando llegó a la casa de Jairo, no dejó que nadie entrara con él, excepto Pedro, Juan y Jacobo, y el padre y la madre de la niña. Todos estaban llorando, muy afligidos por ella.
—Dejen de llorar —les dijo Jesús—. No está muerta, sino dormida.
Entonces ellos empezaron a burlarse de él porque sabían que estaba muerta. Pero él la tomó de la mano y le dijo:
—¡Niña, levántate!
Recobró la vida y al instante se levantó. Jesús mandó darle de comer. Los padres se quedaron atónitos, pero él les advirtió que no contaran a nadie lo que había sucedido.
REFLEXIONA EN EL SIGNIFICADO
Probablemente, todos crecimos escuchando historias como Cenicienta o La Bella Durmiente y otros cuentos de hadas típicos para niños. Muchos de nosotros, como niños, soñábamos con tener una vida de un cuento de hadas. Casi todos los cuentos de hadas tienen el mismo final: “vivieron felices para siempre.” Bueno, todos nos alegramos por el final feliz, pero aun los cuentos de hadas son historias con dificultades. Puede ser que Cenicienta encontró su príncipe al final, pero antes que eso, perdió su mama a muy corta edad y la atemorizaron en su casa por gran parte de su niñez y adolescencia. Si los cuentos de hadas tienen pruebas, ¿cuánto más la vida normal a diario?
En el pasaje bíblico de hoy, leemos acerca de una familia normal que tuvo una prueba muy fuerte en cuanto a la situación de su hija, y acerca de una mujer que había estado enferma por años sin que nadie la pudiera sanar ni ayudar.
Eran personas ordinarias, intentando salir adelante como todos los demás, pero experimentaron algunas de las dificultades más fuertes de la vida.
Hay muchos retos y luchas en la vida para todos, especialmente en áreas como la salud, la familia, las relaciones, las finanzas y el trabajo. A menudo, esas luchas pueden acompañarnos por años y parece que no hay ninguna solución o resolución.
Las buenas noticias para nosotros son que: aunque todos tenemos luchas en la vida, no tenemos que estar solos ni sin esperanza ni ayuda. Esta familia y esta mujer hicieron algo muy sabio en su mayor momento de necesidad. ¡Sencillamente reconocieron que podian acudir a Jesús!
¡A esto lo llamamos “fe”! Sabían a donde ir en medio de sus dificultades para recibir ayuda. Sintieron (casi instintivamente) que cuando estuvieron con El, El podia hacer algo que ninguna otra persona normal pudiera hacer. De hecho, El sí hizo algo milagroso a través del poder sobrenatural de Dios y cambió su situacion por completo.
Las pruebas humanas, sobre todo las más difíciles que parecen no tener resolución, pueden ser completamente transformadas a través de Jesús. Él tiene el poder y la disponibilidad para ayudarnos. Solo tenemos que creer y pedirle a Él.
APLICALO EN TU VIDA
Ora. Cuéntale a Jesús tus luchas, especialmente las más difíciles. Cuéntale que sabes que Él te escucha, que le importas y que Él tiene el poder para cambiar la situación y para darte paz y esperanza también.
RESPONDE CON UNA DECLARACION
“A Jesús le importo y Él quiere ayudarme y sanarme en cada área de mi vida.”




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